Qué son los objetivos SMART y cuáles son sus características
En España, a estos objetivos también se les conoce como objetivos inteligentes. De hecho, estas metas optimizan en gran medida la forma de trabajar. Tratan de priorizar una determinada visión empresarial para conseguir aumentar la eficacia y mejorar el rendimiento global. Además, con el empleo de estas estrategias de marketing, puede discernirse de un modo más preciso si el plan va a tener éxito o si se trata de una mala idea. Son especialmente útiles para pequeños objetivos del día a día.
Características
El acrónimo SMART hace referencia a las iniciales de las principales características que deben tener esta clase de objetivos:
- S. Specific. Específico. Es decir, debe quedar patente de qué trata el objetivo desde el inicio. De este modo, se obtendrá una mayor motivación.
- M. Measurable. Medible. Mediante un análisis se debe ser capaz de detallar cómo está funcionando y el impacto que está teniendo el plan.
- A. Achievable. Alcanzable. Se debe buscar un objetivo realista y que pueda conseguirse si se trabaja para ello.
- R. Relevant. Relevante. Es importante que tenga la suficiente importancia. Además, es positivo si está orientado al mismo target que otros similares.
- T. Time-bound. Con un límite de tiempo. Debe fijarse una fecha máxima para la consecución del objetivo SMART.
Cómo se crean los objetivos SMART
Aplicando cada inicial al plan de negocio se puede obtener un objetivo SMART adecuado a las necesidades reales de la empresa en un momento dado. Pueden ser de cualquier tipo, puesto que son capaces de abordar las diferentes responsabilidades del día a día empresarial. Se pueden fijar metas que ayuden a los miembros de los diferentes equipos a centrar su atención en una tarea específica o a gestionar mejor los recursos disponibles.
Empezar por lo más básico
¿Qué se quiere lograr? Conviene hacerse algunas preguntas para tener claro en qué consistirá el plan. También hay que establecer quién será el encargado de la tarea, cuáles pueden ser los obstáculos que aparezcan en el camino y por qué quiere la empresa alcanzar ese objetivo.
Establecer herramientas para medir el avance del plan
¿Cómo se va a analizar el progreso? La meta final ya estará clara en este punto, pero debe haber formas para conocer en qué porcentaje se encuentra en cada momento. Una buena idea es marcar algunos hitos importantes por el camino. Por ejemplo, si el plan es lograr un aumento de las ventas de una tienda online de un 6 % en el siguiente año, se puede fijar un objetivo mensual inferior de un 0,5 %.
Existen factores intangibles que no son tan sencillos de cuantificar, pero siempre es necesario que el plan se ciña a algo que sí pueda controlarse.
¿Se puede lograr?
En este punto se debe conocer a la perfección cómo llevar a cabo el objetivo SMART. Por tanto, es conveniente que los encargados se pregunten si de verdad hay alguna posibilidad de lograrlo. Evidentemente, si se sigue haciendo el trabajo igual que en el pasado, los resultados que pueden esperarse seguirán la misma línea. Por ello, es vital que quede patente cuál va a ser el cambio de mentalidad que hará falta y qué herramientas o técnicas serán necesarias para cumplir con lo que se ha acordado.
¿Tiene sentido la estrategia?
El coste de oportunidad en las estrategias de marketing es algo que se tiene que valorar. Todos los recursos que se destinen a un plan, de forma irremediable, habrá que sustraerlos de otra parte del negocio. Esto hace que siempre se deba optar por lo que sea más beneficioso para la empresa en ese momento determinado. Si existen varias ideas, la que ofrezca la mayor ventaja competitiva o los ingresos más altos tiene que ser la que prevalezca.
Fijar un plazo para llevar a cabo la tarea
No tiene por qué ser este el último punto. Es posible que desde el principio se tenga claro cuánto tiempo hay disponible para alcanzar el objetivo fijado. Sin embargo, sí es muy importante que no se prolongue la fecha final por retrasos en los hitos previstos. Esto hará que todo el equipo se centre en lograrlo y aumentará su motivación y autoexigencia.
Los objetivos SMART, como se ha visto en este artículo, son una gran herramienta para ayudar en el crecimiento de las empresas. Las ganas de trabajar de los propios empleados son las que hacen posible que se cumpla la meta que se haya fijado. No obstante, una buena organización y una jerarquía adecuada también son factores que influyen positivamente en esta clase de tareas.